La gran pregunta que siempre debemos responder cuando nos presentamos es ¿Por qué necesito una aplicación de voz? Claramente, la respuesta es que no la necesitas. Una aplicación de voz es como unos zapatos de vestir; no los necesitas porque raramente te pones un traje, pero si los tienes siempre es mucho mejor. La metáfora es simple, pero es muy ilustrativa del momento en el que estamos.
En los años 90, esta misma pregunta se hacía cuando alguien se presentaba diciendo que hacía webs; en los 2000, cuando el producto era una App. Ahora, nos encontramos con el mismo escenario, pero con las aplicaciones de voz para los asistentes de Google o de Amazon. Ciertamente, poca gente sabe muy bien para qué son necesarias, ni tan solo qué se puede hacer con ellas. Sin embargo, la necesidad, nuevamente y como ya pasó con las webs y las apps, no nace en el negocio que las impulsa sino en el propio uso de las mismas.
Como una App móvil o como una web, la mayoría de las aplicaciones de voz están pensadas para resolver un problema al usuario. Este problema puede ser de muchas índoles. Actualmente, los asistentes de voz nos ayudan a ir de un punto a otro, nos hacen recordatorios, controlan las luces y los aspiradores del hogar, etc… Es decir, muchas de las aplicaciones ya integradas en los asistentes se centran en hacernos la vida más fácil. Pero, ¿Qué pasa si aprovechamos todas estas potencialidades dentro del sector del marketing, de la promoción empresarial, en favor del negocio? Pues que nace una aplicación de voz customizada y pensada para acercar la marca al usuario a través de una experiencia conversacional y de unos contenidos de interés.
El mensaje es el medio
Dentro de toda experiencia conversacional, donde la voz es el medio, aquello que se quiere transmitir, el mensaje, es lo único importante. La manera en cómo llega es la base de toda aplicación de voz.
Hay mil maneras de transmitir de manera oral, pero solo la que es capaz de mantener la atención del receptor es la que triunfa. El secreto del éxito no existe pero sí hay caminos para, al menos, aproximarse a él. Normalmente, en este camino, hay dos grandes aspectos a tener en cuenta cuando se diseña una experiencia conversacional:
- Captar la atención: Mantener activo al usuario a través de un contenido de calidad que se libera mediante árboles de decisión y aprendizaje durante el uso. De esta manera se consigue una mayor ratio de retención del usuario a través de la propia experiencia.
- Resolver la necesidad: esquemas de diálogo muy cortos pensados únicamente para resolver una necesidad o problema muy específico. Este tipo de experiencias no requieren de un gran diálogo, sino de acertar en la respuesta buscada.
Es en base a estos dos objetivos sobre los que se cimienta la experiencia conversacional de una aplicación de voz. En función de cuál se elija, el diseño conversacional y el tipo de contenido será distinto. Sin embargo, en ambos casos, se conseguirá algo que, por el momento, pocos han hecho: llamar la atención de su público, posicionarse respecto a la competencia, adaptarse a nuevas maneras de comunicar, afianzarse ante nuevos ritos de consumo y, por encima de todo, tener los mejores zapatos de vestir.
Dejar una Respuesta